miércoles, 9 de julio de 2014

La cocina de la abuela

Las recetas de cocina siempre empiezan indicando el nivel de dificultad que conllevan y, en la mayoría de los casos, lo que se quiere conseguir es una que sea fácil y además nos dé el resultado que buscamos. Las recetas son fórmulas y las fórmulas son las soluciones a todos nuestros problemas. ¿Por qué digo esto? Quizás sea porque nos gusta utilizar instrucciones para convivir con otras personas.


Cuando una persona nace, normalmente como bebé,  lo más fácil es darle a su madre un libro donde le indica cómo tiene que cuidar a su hijo. Luego, cuando tiene la edad para comenzar el colegio, las reglas son otras pero siguen estando y siendo igual de estrictas. Si continuamos analizando las diferentes etapas por las que pasará nuestro inicial bebé siempre se encontrará limitado por lo que puede o lo que no puede hacer sin él haber tomado parte en esta decisión. Sin embargo, aceptará de buen grado porque las normas le facilitan la vida, si las sigue conseguirá un delicioso pastel gracias a que antes otros probaron mil veces hasta dar con esa receta que suponían era la definitiva pero ¿lo es? ¿Puede modificarse o eliminarse según la sociedad cambia? ¿O debe permanecer inmutable porque así está dispuesto desde hace siglos?

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