domingo, 29 de junio de 2014

Del odio al amor, ¿un paso?

¿Cuántas personas conoces? ¿Cuántas personas ves a lo largo del día y con cuántos cesas momentáneamente tu actividad para saludarles e intercambiar un par de banalidades? Después de suponer que no son pocas, piensa a cuantas de ellas le contarías tu mayor secreto, ese que podría llevarte al calabozo o peor, a ser un marginado por toda la sociedad.

Entonces, de aquellos cuya presencia frecuentas habitualmente, ¿en cuántos confías? Posiblemente, todavía aparezcan varios en tu mente pues nos han enseñado a actuar así, a creer en lo conocido y a odiar o, como mínimo, a desconfiar de lo desconocido.

Pues, en el momento en el que comprendes a alguien, eres incapaz de odiarlo porque aprendes que su modo de actuar no es más que una consecuencia de una acción pasada.  Y debido a esto, cambias a los demás, o mejor, cambias lo que dices sobre los que te rodean puesto que una persona es y será siempre la imagen colectiva que los demás han creado.

En definitiva, si me preguntaran qué es lo debería recordar de cuanto le he dicho lo intentaría condensar en la famosa cita de Calderón de la Barca que dice así: “odiad a vuestros enemigos, como si un día debierais amarlos”.

domingo, 22 de junio de 2014

Esclavos de la ignorancia.

Una vez hubo un hombre que escribió: “la tiranía de la ignorancia es la más dura y lóbrega de las esclavitudes”. Este hombre murió en 1540 pero sus palabras continúan más vivas que nunca en nuestro tiempo puesto que el único hecho destacable del presente no es más que la victoria de la tecnología frente a un ser humano convertido en una especie que ha dejado de querer perfeccionarse. Esto no es del todo cierto en vista de que sí que quiere perfeccionarse pero solo físicamente debido a que deshecha la inteligencia y con “razón”.  Pues qué es la inteligencia sino aquello que puede ser imitado por una máquina.

De esta manera, la Historia pasada y su cultura es olvidada por todos y si ocurriese accidentalmente el caso de que alguien quisiese recuperarla sería ante todo tachado de loco, o al menos, de ser un hombre singular y extravagante. Entonces, entre las opciones de éste se encontraría la de renunciar a amar el conocimiento o, en cambio, a esconder ante los demás este amor si no quiere ser discriminado por la sociedad.


Aunque esto pueda parecer una exageración de una mente febril se hallan ciertos toques demasiados reales del tiempo que nos ha tocado vivir.