Una vez hubo un hombre
que escribió: “la tiranía de la ignorancia es la más dura y lóbrega de las
esclavitudes”. Este hombre murió en 1540 pero sus palabras continúan más vivas
que nunca en nuestro tiempo puesto que el único hecho destacable del presente no
es más que la victoria de la tecnología frente a un ser humano convertido en
una especie que ha dejado de querer perfeccionarse. Esto no es del todo cierto
en vista de que sí que quiere perfeccionarse pero solo físicamente debido a que
deshecha la inteligencia y con “razón”.
Pues qué es la inteligencia sino aquello que puede ser imitado por una
máquina.
De esta manera, la
Historia pasada y su cultura es olvidada por todos y si ocurriese accidentalmente
el caso de que alguien quisiese recuperarla sería ante todo tachado de loco, o
al menos, de ser un hombre singular y extravagante. Entonces, entre las
opciones de éste se encontraría la de renunciar a amar el conocimiento o, en
cambio, a esconder ante los demás este amor si no quiere ser discriminado por la
sociedad.
Aunque esto pueda
parecer una exageración de una mente febril se hallan ciertos toques demasiados
reales del tiempo que nos ha tocado vivir.
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